UN GRAN GRUPO NOS VISITA

Desde la casa de santa Ana

Queridos amigos:

Pese a la actual situación de Tierra Santa, la zona de Galilea en general está más tranquila, incluido el monasterio y sus alrededores (Nazaret, Rene, Caná, etc.); lo cual ha permitido últimamente el poder trasladarse con mayor facilidad, aunque estando siempre atentos a eventuales dificultades. Dicha situación nos ha permitido ir recibiendo pequeños grupos locales, alguna que otra familia, y a nuestro “pequeño redil” de la santa Misa de los sábados en español. Pero hoy tuvimos una visita especial, ya que el grupo no era nada pequeño, y pasaron por el monasterio como parte de un recorrido más extenso que abarca tanto el parque nacional de Séforis como los avances respecto a los antiguos acueductos en los cuales se está trabajando. También forma parte del recorrido la presentación histórica acerca de la importancia de Séforis desde la antigüedad, como el hecho de haber sido la capital de Galilea, el lugar que antaño acogiera al sanedrín y donde se escribiera la Mishná; punto estratégico para el comercio, la cultura y los estudios incluso en tiempos de nuestro Señor Jesucristo; ejemplo de convivencia entre judíos y cristianos en los primeros tiempos, y probablemente la última parada de los cruzados que se dirigían a la histórica batalla de los Cuernos de Hattin, entre otros tantos eventos importantes.

Pues bien, para nosotros ha sido una gran alegría haber podido recibir a este grupo de universitarios y profesores del “Technion” (Instituto Tecnológico que está ubicado en Haifa y es el principal y más antiguo instituto científico y tecnológico del país); quienes junto con la nueva directora del Parque nacional de Séforis, y el encargado de los trabajos que se están realizando en los históricos acueductos de la zona, decidieron comenzar aquí la jornada de formación, pidiéndonos tomar parte de la misma con una pequeña charla acerca del monasterio y la vida contemplativa, una verdadera bendición ya que nuevamente tuvimos la gracia de poder dar testimonio de lo que es e implica la vida consagrada para nosotros, los católicos, y puntualmente lo que hace a la vida contemplativa en un lugar tan especial. Como suele suceder, los oyentes estaban muy atentos pues les llama mucho la atención este estilo de vida que “unos extranjeros”, venidos desde tan lejos, han venido a realizar a este lugar tan apartado y “tan especial”, como ellos mismos suelen decir. Las preguntas que nos hacen suelen ser más o menos siempre las mismas: ¿te preguntaron o te mandaron tan lejos?, ¿hasta cuándo estarás acá?, ¿qué dice tu familia de que estés tan lejos?, ¿por qué no te casas como otros religiosos?, ¿te gusta Séforis?, ¿no extrañas el ruido?, etc.; y la respuesta también suele ser similar en grupos como estos, que puntualmente han venido a saber qué es un monje católico: “qué interesante”, “te ves feliz”, “qué bueno es poder hablar así con confianza”, etc.

Cuando les hablamos acerca de la importancia de la oración, eje de nuestro estilo de vida, aprovechamos para decirles que estamos rezando a diario por el fin de la guerra, a lo cual todos asintieron con gran respeto, lo cual nos dio pie para concluir comentándoles que, pese a tener diferentes creencias, todos nosotros ahora queremos la paz más que nunca; que en Séforis podemos ver un ejemplo de lo que es “querer y poder vivir en paz”, incluso como amigos, cada uno respetando la fe del otro, palabras que dejaron muy agradecidos a los visitantes.

Damos gracias a Dios por todos los beneficios recibidos en estos días, y en estos 18 años de presencia en Séforis; donde nuestros monjes han ido construyendo poco a poco y con mucho esfuerzo, estos puentes de diálogo ameno con las demás creencias, así como  los lazos fraternales con los demás religiosos que custodian los santos lugares, con quienes nos alegramos de poder estar aquí, en Tierra Santa, pasando por las pruebas que haya que pasar, y alegrándonos del obrar que la Divina Providencia va forjando poco a poco y según sus sabios designios de salvación.

Encomendamos a sus oraciones la casa de santa Ana, para que sea siempre un lugar donde los peregrinos puedan venir a rezar, donde los monjes den testimonio su especial estilo de vida, y donde el diálogo con los no cristianos sea cada vez más fecundo.

Monjes del Monasterio de la Sagrada Familia.

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