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Breves del Monasterio de la Sagrada Familia

Desde la casa de santa Ana…

 

Queridos amigos:

A continuación, les compartimos algunas breves noticias de nuestro monasterio en este último tiempo tan especial.

“Arreglos en la capilla”
Además del constante mantenimiento del jardín, hemos podido realizar algunos arreglos en la capilla, como lijar y rebarnizar el sagrario, a la vez que ponerlo en el centro de la capilla y agregar arriba del cuadro de la Virgen, pintado por el P. Jason, una hermosa cruz de madera hecha por el Hno. Cristóbal, quedando así unifcadas estas pequeñas contribuciones de nuestros monjes en el lugar más importante del monasterio, pues es donde se encuentra Jesucristo Sacramentado y donde a diario rezan los monjes.

“Ángelus en Nazaret”
Junto con el P. Carlos Ferrero, nuestro Provincial, fuimos a visitar a los padres y hermanos franciscanos a Nazaret, donde ya más de una vez nos habían invitado y finalmente lo hicimos. Por gracia de Dios pudimos participar del rezo del Ángelus junto a los restos de la casa de María Santísima, lugar preciso de la Encarnación del Hijo de Dios, y luego compartir un momento fraternal donde pudimos hablar acerca de lo que hacemos cada uno en los santos lugares. Finalizamos la jornada con el tradicional café que es una verdadera impronta en Medio Oriente.

“Fiesta de la Transfiguración del Señor”
Este año, al no poder ir al Monte Tabor, celebramos la santa Misa con un grupo de nuestras hermanas, quienes estaban peregrinando por Galilea y aprovechamos de rezar y festejar con un desayuno comunitario luego de la santa Misa. Después las hermanas siguieron con su peregrinación por los santos lugares.

“Visitas de peregrinos”
Hemos comenzado a recibir, poco a poco, visitas de variados pequeños grupos locales: guías turísticos hebreos y árabes, religiosos y religiosas, laicos, etc. El P. Marcelo Gallardo nos visitó junto con unos jóvenes, con quienes venían en peregrinación; también religiosas de Lavra Netofa y Deir Rafat, quienes quisieron pasar a conocer y cantar a la Virgen en el lugar que antaño la viera jugar de niña; también los padres Misioneros de la Caridad de Nazaret nos visitaron y pasaron a rezar a la capilla.

Damos gracias a Dios por todos lo beneficios recibidos y la posibilidad de atender a quienes vienen a visitar los restos de la casa de santa Ana, y nos encomendamos a sus oraciones, como siempre, pidiéndoles especialmente por los cristianos de Medio Oriente.

En Cristo y María:
Monjes del Monasterio de la Sagrada Familia,
Séforis, Tierra Santa.

San Joaquín y santa Ana 2020

“Fuimos pocos… pero muchos”

Queridos amigos:
Como en todo el mundo, las actuales circunstancias han restringido muchas cosas, como la apertura de algunos santuarios y sus celebraciones, y la casa de santa Ana no ha sido la excepción. Sin embargo, eso no significa que no nos hayamos preparado como la ocasión lo amerita; fue así que aumentamos las horas de trabajo para limpiar lo más posible y embellecer el monasterio y disponernos mediante el Triduo y demás para participar lo mejor posible del gran día de nuestro monasterio.

Este año la solemnidad de san Joaquín y santa Ana fue del todo especial en nuestro monasterio: a puertas cerradas y menos de 20 personas pues no se podía de otra manera, es decir, que en la santa Misa éramos pocos…, pero en las oraciones fuimos muchos. Nos resulta imposible terminar de ver -y más aun, responder- a todos los mensajes de acompañamiento y compromiso de oraciones que nos llegan; es así que como siempre les agradecemos a todos los que de diversos países nos acompañan con sus plegarias y sacrificios, a los cuales correspondemos siempre con los nuestros: “Dios los bendiga”, “la Virgen los acompañe”, “gracias por compartir”, “saludos y bendiciones desde…”, suelen ser los mensajes que más recibimos y agradecemos. Este año fuimos muchos en unión de oraciones y es por eso que la santa Misa la ofrecimos por la Iglesia y el mundo entero, por las intenciones y necesidades espirituales y materiales de ustedes, de nuestras familias, amigos, benefactores, etc., pidiendo de manera especial que las cosas cambién y mejoren, y que sepamos aprovechar las pruebas para aferrarnos más a Dios como buenos hijos suyos.
El trabajo en tierra de misión siempre es arduo, porque sin Cruz no hay santificación ya que en ella se encuentra a Cristo, pero ciertamente la comunión de oraciones hace que nos ayudemos entre todos a seguir adelante y perseverar en la voluntad de Dios, y eso es lo que pedimos para todas las almas encomendadas a nuestras oraciones.

Por gracia de Dios, para la ocasión nos acompañó nuestro Provincial, el P. Carlos Ferrero, y pudimos compartir con algunos de los padres franciscanos que vinieron y las hermanas Hijas de santa Ana; además de recibir por la mañana la visita de un pequeño grupo nuestras religiosas, misioneras en Tierra Santa, compartiendo también la santa Misa más temprano.

Desde la antaño casa de santa Ana, san Joaquín y la Virgen, y muy probablemente san José y Jesús temporalmente, nuestras oraciones por sus intenciones.

En Cristo y María:
Monjes del Monasterio de la Sagrada Familia,
Séforis, Tierra Santa.

A continuación, les ofrecemos algunas fotos en orden más o menos cronológico: desde los preparativos hasta la santa Misa.

La nueva bandera para la torre de la Iglesia

Los preparativos:

 

UN CORPUS CHRISTI DIFERENTE…

Desde la casa de santa Ana…

 

Ciertamente que hoy es un día especial: es Domingo, día del Señor, pero uno de aquellos domingos que “poseen un nombre más largo”, como el “Domingo de la Divina Misericordia” o el “Domingo del buen Pastor”. Hoy celebramos el cumplimiento de una promesa, la constatación de una victoria y un milagro demasiado grande que se contiene en pequeño: hoy es el Domingo de Corpus Christi; en que la promesa de Jesucristo de “permanecer con nosotros hasta el fin de los tiempos” (Mt 28, 20), su victoria sobre el pecado y sobre la muerte y su maravillosa y redentora iniciativa de hacerse por nosotros “Pan de vida” (Jn 6,35), se sintetizan y se nos comunican en la Sagrada Eucaristía: Jesucristo mismo hecho sacramento por amor a los hombres, ofreciéndose a ellos como pan de eternidad y don del Cielo, presente en todos los sagrarios del mundo y esperando nuestra compañía y nuestra recepción, es decir, quedándose “con nosotros y entre nosotros”. Y, siendo que cada solemnidad es en sí misma especial, esta vez fue algo diferente…

No se dieron las condiciones como para hacer una gran procesión, como se acostumbra (de hecho, finalmente no tuvimos feligreses); y, sin embargo, hicimos lo que pudimos porque el fin es siempre el mismo: darle gloria a Dios; con lo que se tenga y como se pueda, no importa si a veces es poco, el resto lo debe suplir la buena voluntad. Así que luego de la santa Misa, expusimos el Santísimo Sacramento e hicimos de todas maneras la procesión: Jesucristo sacramentado abriendo camino, yo sosteniéndolo en la custodia y el hermano Cristóbal con el turíbulo llevando el incienso, ambos cantando y rezando hasta la mesita preparada para la bendición. Debo decir que justo antes de salir de la capilla pensé fugazmente en los emocionantes ejemplos que tantas veces nos contaban los misioneros que pasaban por el seminario así que ellos me entenderán; en lo que implica para el misionero “querer ofrecer más”, querer llenar para Dios las iglesias, querer que sean más y más las almas que participen de la liturgia y aprovechen los sacramentos… pero por diversas circunstancias, a veces -especialmente en las misiones que recién comienzan-, esto sencillamente no se puede; lo cual si bien por una parte duele, por otra es un gran incentivo para seguir rezando, sacrificarse y trabajar más intensamente el la misión, donde a menudo nos encontramos con limitaciones; pero con la confianza necesaria para seguir delante pues la obra no es nuestra sino de Dios; y mientras uno ponga los medios correspondientes, Él mismo se encargará de todo lo demás y de la manera que Él quiera, pues Él conoce sus tiempos… tal vez el próximo año seamos más, no lo sé, pero lo que sí sabemos, especialmente estando en tierra de misión, es que al igual que en la procesión Eucarística, “Jesucristo sabe abrirse camino”. Del misionero depende la entrega cada vez más profunda a Dios y dejar el resto en sus manos.

Este Corpus Christi fue diferente, fue más íntimo… dos monjes católicos en un lugar donde la creencia es otra, y, sin embargo, rezando y dando gloria a Dios con lo poco que tenían: ¡qué gran bendición! Ya regresarán los peregrinos, Dios sabe cuándo, pero mientras tanto hay que esperar buscando la santidad… y ese “mientras tanto” implica toda nuestra vida.

Finalmente, la bendición Eucarística, luego de rezar las letanías del Santísimo Sacramento, se dirigió hacia toda Galilea desde el patio del monasterio, prolongando así la bendición que hace 2000 años recibió esta tierra al recibir al Hijo de Dios que entraba con su cuerpo humano y su redención en este mundo, para llegar desde aquí a todas partes hecho sacramento por medio la Iglesia y sus misioneros.

Dios los bendiga; seguimos rezando por sus intenciones y a sus oraciones, como siempre, nos encomendamos.

Desde la casa de santa Ana

“TRABAJOS EN EL MONASTERIO”
(Nueva cruz para el jardín)

“En el trabajo humano el cristiano descubre una pequeña parte de la cruz de Cristo y la acepta con el mismo espíritu de redención, con el cual Cristo ha aceptado su cruz por nosotros. En el trabajo, merced a la luz que penetra dentro de nosotros por la resurrección de Cristo, encontramos siempre un tenue resplandor de la vida nueva, del nuevo bien, casi como un anuncio de los «nuevos cielos y otra tierra nueva», los cuales precisamente mediante la fatiga del trabajo son participados por el hombre y por el mundo. A través del cansancio y jamás sin él. Esto confirma, por una parte, lo indispensable de la cruz en la espiritualidad del trabajo humano; pero, por otra parte, se descubre en esta cruz y fatiga, un bien nuevo que comienza con el mismo trabajo: con el trabajo entendido en profundidad y bajo todos sus aspectos, y jamás sin él.” (San Juan Pablo II)

Queridos amigos:
Queremos agradecer sus oraciones y mensajes por el monasterio y junto con ello compartirles algunas fotos de los últimos trabajos, como la nueva cruz -más alta-, ya que la anterior se había deteriorado mucho por ser de madera vieja, al punto de caerse.

Ciertamente que el mantenimiento del lugar es trabajo de todo el año, pero poder realizarlo es siempre motivo para agradecer y seguir pidiendo oraciones, especialmente por la fidelidad de todos los consagrados, para que seamos fieles a la misión que Dios nos ha encomendado, a cada uno de nosotros, y que podamos así seguir correspondiendo con nuestras oraciones y frecimientos por las necesidades de la Iglesia y del mundo entero.

Con nuestra bendición, en Cristo y María:
Monjes del Monasterio de la Sagrada Familia,
Séforis, Tierra Santa.

“San José y san Francisco, finalmente en la capilla”

“Desde la casa de santa Ana”

 

Queridos amigos:

Hace un par de años nos regalaron dos hermosas y significativas imágenes: san José con el Niñito Jesús, a quien tanto le debemos, comenzando por su atento cuidado del Hijo de Dios y su madre, además de innumerables gracias para nuestra comunidad; y san Francisco de Asís, santo fundador gracias al cual hoy en día los padres y hermanos franciscanos han podido mantener tantos santos lugares, con quienes tenemos un trato verdaderamente familiar y en la misma liturgia cuando podemos. Pues bien, había un inconveniente más: estaban en bastante mal estado, pero pese a eso los recibimos gustosos esperando la oportunidad de mandarlos a restaurar, lo cual debido a diversas circunstancias se nos hizo sumamente difícil… hasta ahora, en que por gracia de Dios se pudo concretar. Luego de haber recibido las imágenes, con las extremidades faltantes restauradas, las partes agrietadas reparadas y con la notable nueva viveza de sus colores, solamente nos faltaban los pedestales, los cuales ayer pudimos recibir, hechos y terminados hermosamente en Belén y traídos directamente a la casa de santa Ana. Y para celebrar de manera especial este día de la Asunción del Señor (celebrado hoy jueves en esta parte, aunque por motivos pastorales se traslada a veces al Domingo), además recibimos la visita del P. Carlos Ferrero, nuestro Provincial (quien concelebró la santa Misa en la capilla con “los nuevos integrantes”), junto con el P. Marcelo Gallardo, para compartir un tiempo en familia.
Agradecemos como siempre a Dios, que tiene sus tiempos y sus razones para obrar, permitiéndonos ser partícipes de estos “pequeños detalles” que podrán contemplar los peregrinos cuando regresen a visitar los santos lugares; y también agradecemos sus oraciones por nuestro sencillo monasterio, y que desde acá correspondemos con las nuestras.

Con nuestra bendición, en Cristo y María:
Monjes del Monasterio de la Sagrada Familia,
Séforis, Tierra Santa.

Triduo Pascual en Séforis

Desde la casa de santa Ana

Queridos amigos:

Pese a las especiales circunstancias de esta Semana Santa, por gracia de Dios pudimos celebrar el Triduo Pascual, con las debidas disposiciones e indicaciones para cada lugar, como familia religiosa.

“En el Misterio pascual está el sentido y el culmen de la historia humana. «Por ello –subraya el Catecismo de la Iglesia Católica–, la Pascua no es simplemente una fiesta entre otras: es la “Fiesta de las fiestas”, “Solemnidad de las solemnidades”, como la Eucaristía es el Sacramento de los sacramentos (el gran sacramento). San Atanasio la llama “el gran domingo” (Ep. fest. 329) así como la Semana Santa es llamada en oriente “la gran semana”. El Misterio de la Resurrección, en el cual Cristo ha aplastado la muerte, penetra en nuestro viejo tiempo con su poderosa energía hasta que todo le esté sometido»” (San Juan Pablo II)

Con la participación y ayuda de las hermanas SSVM, pudimos celebrar el Triduo Pascual lo mejor posible, y gracias a lo significativo de este lugar, la liturgia fue de gran provecho para todos, sea en ella misma y todos sus signos, las lecturas, los salmos, predicaciones, etc.

Dios jamás se deja ganar en generosidad y nos regaló esta oportunidad de rezar por todo el mundo de manera especial en este tiempo.

Nos encomendamos a sus oraciones y pedimos por la conversión y santificación de las almas, especialmente las más alejadas del Creador, en quien siempre encuentran nuestras almas fortaleza, confianza, caridad y todo lo que necesitamos para caminar al Cielo, donde nos espera quien venció a la muerte y el pecado, como el gran triunfador, porque ¡Jesucristo resucitó!

En Cristo y María:

Monjes del Monasterio de la Sagrada Familia,

Séforis, Tierra Santa. 

Desde Séforis…

Noticias del Monasterio

Queridos amigos:

Por gracia de Dios, hemos tenido la oportunidad de comenzar este nuevo año con la llegada del Hermano Cristóbal el mes pasado, y un notable incremento de peregrinos; pese a las inclemencias propias del invierno y las abundantes lluvias nada usuales por estas fechas, hemos recibido varias visitas de familiares de nuestros religiosos y religiosas, de amigos del IVE en Tierra Santa, un grupo de Nazarenas de Buenos Aires, y de nuevos guías y grupos de variados países que visitan por primera vez las ruinas de la casa de santa Ana en nuestro monasterio. También uno de nuestros sacerdotes, el P. Tobías, misionero en Alemania, ha tenido la oportunidad de realizar Ejercicios Espirituales en el monasterio según el método de san Ignacio de Loyola, y nuestras religiosas de Tel Aviv, Yafo, pudieron realizar también su día de retiro mensual, predicado por el P. Jason.

Agradecemos a Dios en primer lugar, y a todos ustedes, que desde diversas partes del mundo nos acompañan con sus oraciones que tanto nos ayudan y a las cuales, como siempre, nos encomendamos. Comprometemos nuevamente las nuestras por sus intenciones y desde “la casa de santa Ana”, les deseamos a todos una santa y fructífera Cuaresma.

En Cristo y María: Monjes del Monasterio de la Sagrada Familia.

Navidad en Belén

Nochebuena en el lugar del Nacimiento del Hijo de Dios

 

Que Dios haga cosas increíbles, es de lo más creíble para nuestra fe. Como ofrecer su perdón con creces a aquellos que lo abandonaron; o como “perseguir” los corazones que huyen de Él; como resucitar un muerto…; o como el asombroso hecho de haber entrado en este mundo a través de un apartado y frío pesebre haciéndose pequeño… como aquellos a quienes pertenece el Reino de los Cielos. Pues bien, todo este inabarcable misterio, imposible de ser comprendido completamente por nuestra humana inteligencia, se ha quedado para siempre en la gruta de Belén…, y es que Dios siempre es original para llegar a nosotros, y a veces -como nos enseña dicha gruta-, se encuentra donde menos lo esperamos.
Belén se convirtió en el testigo silencioso de la entrada en humildad de Dios en la historia de los hombres de una manera completamente impensable: hecho un hombre más; Belén se convirtió en el hito que marca el punto de encuentro entre el Nacimiento en el tiempo del Eterno, y el nacimiento de la eternidad para quienes vivimos en el tiempo. Belén ya no es “la más pequeña entre las familias de Judá” (Cf. Mq 5,2), porque hace 2019 años vio salir de uno de sus pesebres al Niño “Rey del mundo”, quien transformó con su “pequeña presencia” aquella helada gruta en el signo de su amor extremo por la humanidad pecadora, un amor más deseoso aun de transformar los corazones y de que nos hagamos también pequeños, como Él, a los ojos de este mundo, buscando en todo humildemente cumplir la voluntad del Padre… también como Él.

Por gracia de Dios, nuevamente hemos tenido la oportunidad de celebrar la santa Misa en Belén, lugar pequeño que contiene mucho más que aquello que se ve en la gruta, y como corresponde pudimos hacerlo como familia, no sólo religiosa sino también cristiana católica, junto a los muchos y variados peregrinos que desde los lugares más apartados llegan cada 25 de diciembre a participar en la santa Misa de Nochebuena en Belén.

Posteriormente, como amerita la ocasión, pasamos a festejar el Nacimiento del Hijo de Dios como familia religiosa, alegrándonos junto a Aquel que nos ha llamado a tomar parte de su Iglesia, y que nos invita a seguirlo desde el pesebre hasta la cruz en esta vida, para hacerlo en su victoria definitiva en la eternidad.

Con nuestra bendición, en Cristo y María:
Monjes del Monasterio de la Sagrada Familia.

Breves del Monasterio de la Sagrada Familia

Algunas noticias para compartir

“Nos visita Monseñor Pierbattista Pizzaballa”

(Administrador Apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén en Tierra Santa)

Por gracia de Dios, el pasado 30 de noviembre por la mañana, hemos recibido la visita de Monseñor Pierbattista Pizzaballa, quien junto con su secretario y un sacerdote del Patriarcado latino de Jerusalén, realizaron la correspondiente visita pastoral de este año a nuestro monasterio.

Luego de la bienvenida nos dirigimos en seguida a la capilla para rezar Laudes (oración de la mañana) todos juntos, los cuales fueron dirigidos por el P. Jason. Posteriormente, hicimos el recorrido por el monasterio con Mons. Pierbattistta y sus acompañantes, donde recordamos los inicios de nuestra presencia aquí, luego de más de tres décadas en que la casa de santa Ana estuvo abandonada, para poder ser encomendada finalmente a los monjes del Instituto del Verbo Encarnado. Monseñor resaltó el cambio que se ha ido dando a través de estos años y está muy contento del mismo. Compartió anécdotas de los inicios con nosotros y, a continuación, pasamos a tomar el desayuno con el que el P. Néstor y el P. Andrés nos esperaban.

Monseñor nos preguntó acerca de nuestra familia religiosa, específicamente acerca de los monjes, la rama contemplativa, cómo nace, dónde estamos, cómo nos formamos, etc.; y sobre cómo es nuestra vida en Séforis, todo lo cual se convirtió en una plática muy grata en la mesa.

Finalmente, luego de la acción de gracias, nos despedimos muy agradecidos de esta importante visita en la que se pueden ver y conocer las comunidades religiosas que habitamos en Tierra Santa, a la vez que fomentamos el tan importante contacto entre los consagrados que misionamos en Medio Oriente.

Atención de peregrinos

Por gracia de Dios, hemos podido recibir varios grupos de peregrinos, tanto familiares de nuestros religiosos como católicos de varias partes del mundo, como Brasil, Argentina, México, etc., y también algunos grupos locales que, como muchos aún, no conocían este lugar.

Resulta muy grato poder explicar ahora un poco más y mejor el lugar al hablar más el hebreo, la lengua nacional, y sobre todo testimoniar la presencia cristiana en estos lugares. Una anécdota muy llamativa fue la de recibir a un joven matrimonio que celebraba su aniversario; Erwin y su esposa, quien de manera especial quería pasar por aquí porque le llamó la atención el nombre, Séforis, ya que ella se llama Séfora, y muy emotiva fue la visita cuando pudieron venerar las ruinas de lo que fue la casa de santa Ana.

“Erwin y Séfora”, conociendo el Monasterio de “Séforis”.

También hemos conocido a nuevos “guías” que, luego de haber pasado por aquí, han querido incluir la casa de santa Ana en futuras peregrinaciones.

Productos monásticos

Anteriormente les contamos acerca de la preparación del aceite de este año, a lo cual queremos agregar la elaboración de mermeladas. Las últimas fueron las de mandarina, cosechada de nuestro propio árbol, el cual este año dio abundantes frutos y esperamos que así sea con los demás frutales más adelante. Si bien son pocos, contamos a veces con algunas donaciones de fruta que nos ayudan a tener para hacer las mermeladas.

Trabajos de jardín

Como hemos comenzado el otoño, las flores de la temporada anterior se han ido secando, por lo cual hemos podido comprar y plantar algunas nuevas para acompañar y ornamentar el jardín en invierno, esta vez con el P. Andrés, quien providencialmente está unos días con nosotros y nos está dando una gran ayuda. También hemos hecho algunos arreglos decorativos, buscando resaltar especialmente la cruz central y la imagen de María santísima que está en la pequeña gruta que le hicimos. Como siempre, sacar las malezas es parte del trabajo y mantener lo más limpio posible, para que sea un lugar de peregrinación cada vez más grato y bello.

Nos encomendamos a sus oraciones, así como a los peregrinos de este santo lugar; pidiendo especialmente para que la devoción y conocimiento de las ruinas de la casa de santa Ana crezca cada día entre los cristianos de todo el mundo que puedan venir a visitarlas.

Con nuestra bendición, en Cristo y María:
Monjes del Monasterio de la Sagrada Familia,
Séforis, Tierra Santa.

Domingo de Pentecostés en Belén

Celebración en Belén

Queridos amigos:

Por gracia de Dios, hemos podido participar este año de la solemnidad de Pentecostés en Belén, junto con nuestra familia religiosa y voluntarios. Y, providencialmente, como queriendo tomar parte de aquella “variedad en la unidad” que se palpa claramente en Pentecostés, para la ocasión celebramos la santa Misa entre cristianos representantes de Belén mismo, Argentina, Chile, España e Italia; de hecho, la predicación fue en árabe e italiano; todo lo cual no es poco significativo, ya que el Espíritu Santo ha venido a ser el alma de la Iglesia, extendida ahora por todo el mundo y sus diversas culturas, pero bajo la sublime unidad de una misma fe.

La santa Misa fue presidida por el P. Pablo De Santo, quien predicó acerca de cómo el Espíritu Santo santifica a la Iglesia -y en ella a nosotros- con sus dones, para emprender valientemente la misión de ser evangelizadores de Jesucristo. De hecho, luego del envío del Espíritu Santo, el Nuevo Testamento nos narra claramente que, gracias a Él, los discípulos que anteriormente estaban escondidos por temor, salen a predicar llenos del Espíritu divino, sin importar ya ningún sufrimiento con tal de defender y difundir nuestra fe, dándolos así preclaro ejemplo de cómo debemos obrar también nosotros.

Los cantos estuvieron a cargo de los voluntarios italianos y las hermanas, y la liturgia se llevó a cabo en la capilla del Hogar Niño Dios.

Posteriormente pudimos compartir un almuerzo festivo todos juntos, como corresponde a tan importante solemnidad, para, finalmente, regresar al monasterio luego de dicha celebración.

Como siempre, damos gracias a Dios por sus innumerables beneficios, especialmente por darse Él mismo como alma de la Iglesia y guía de los corazones. Nos encomendamos a sus oraciones, y pedimos especialmente por todos los cristianos del mundo, especialmente los que más sufren por dar valiente testimonio de nuestra fe, para que jamás pierdan la confianza en Aquel que sabrá bien recompensar sus sacrificios, y que de nosotros también permanezcamos fieles a Jesucristo hasta las últimas consecuencias.

Con nuestra bendición, en Cristo y María:

Monjes del Monasterio de la Sagrada Familia.

“Consumada la obra que el Padre encomendó realizar al Hijo sobre la tierra (cf. Jn 17,4), fue enviado el Espíritu Santo el día de Pentecostés a fin de santificar indefinidamente la Iglesia y para que de este modo los fieles tengan acceso al Padre por medio de Cristo en un mismo Espíritu (cf. Ef 2,18). Él es el Espíritu de vida o la fuente de agua que salta hasta la vida eterna (cf. Jn 4,14; 7,38-39), por quien el Padre vivifica a los hombres, muertos por el pecado, hasta que resucite sus cuerpos mortales en Cristo (cf. Rm 8,10-11). El Espíritu habita en la Iglesia y en el corazón de los fieles como en un templo (cf. 1 Co 3,16; 6,19), y en ellos ora y da testimonio de su adopción como hijos (cf. Ga 4,6; Rm 8,15-16 y 26).”

Lumen Gentium 4.

Con los voluntarios “representantes” de Argentina, Chile, Italia y España.