¡La Sagrada Familia llegó a Séforis!

Desde la casa de santa Ana…

Queridos amigos:

Como bien saben, en este lugar santo que alberga los restos de la basílica cruzada erigida en honor de santa Ana, se encuentra el sencillo Monasterio de la Sagrada Familia, y la razón de haberlo nombrado así al llegar nuestros primeros monjes, es el hecho de que históricamente toda la Sagrada Familia debió haber pasado por aquí en algún momento; es decir, sabemos por la Tradición que santa Ana era oriunda de Séforis y probablemente haya nacido aquí, en la antigua capital de Galilea en tiempos de Herodes el grande, también llamada Diocesarea por los romanos, actualmente “Tsippori” (“pájaro” en hebreo, ya que se encuentra en la parte alta del valle, como un ave que observa desde las alturas), y donde -justamente por ser la Capital y estar en construcción durante la infancia y adolescencia de nuestro Señor-, estaba de hecho el trabajo, a diferencia del pequeño pueblo de Nazaret en aquel entonces. Es por este aspecto histórico, además de la sagrada Tradición, que podemos afirmar dicho paso de toda la Sagrada Familia por aquí, sea por vivienda, sea por trabajo, santificando este lugar con su presencia. Pues bien, en atención a este maravilloso dato que solemos compartir con cada grupo que nos visita, es que desde el principio quisimos dedicar la sencilla y pequeña capilla del monasterio a la Sagrada Familia toda, es decir, santa Ana, san Joaquín, la Virgen, san José y, por supuesto, nuestro Señor en sus primeros años habiendo asumido nuestra humanidad. Y para resaltar mejor este grande y silencioso detalle, es que habíamos propuesto mandar a hacer una hermosa pintura que pudiera resaltar al centro de la capilla, y no fue sino hasta hace poco más de dos años que pudimos vislumbrar más de cerca este sueño, cuando un grupo de peregrinos venidos de Taiwan, junto con uno de nuestros sacerdotes y una hermana, pasaron por aquí dejándonos la ayuda que necesitábamos para poder encargar dicha empresa; a continuación, nos hacía falta encontrar al artista, que comprendiera bien no tan sólo el aspecto histórico sino también espiritual al momento de comenzar a realizar su obra, y fue así que por esas cosas de la Divina Providencia nos pusimos en contacto con la hermana María de Jesús sacramentado, de nuestra familia religiosa, quien pese a encontrarse muy ocupada por sus demás trabajos, en seguida se entusiasmó con el proyecto y lo dejó agendado para realizar en cuanto le fuera posible; y fue así que hace poco nos llegó el esperado mensaje avisándonos de que la anhelada pintura estaba terminada; y como si fuera poco, la Sagrada Familia -ciertamente- intercedió, y dispuso todo para que justamente un amigo del monasterio que estaba por viajar nos ofreciera traer lo que nos hiciera falta desde san Rafael, Argentina, donde visitaría a su familia y donde estaba la obra de arte ya terminada.

Sólo Dios sabe la emoción que sentimos al abrir el rollo que contenía una imagen tan hermosa que nos dejó un buen rato con los ojos fijos en ella y nuestra más profunda gratitud a Dios, a la Sagrada Familia, a todos aquellos que de una u otra manera intervinieron para que finalmente llegara hasta Séforis (la hermana que la pintó, la ayuda de los peregrinos, quienes la trajeron y enmarcaron; y todos quienes rezan por nosotros). Finalmente, como corresponde, estas primeras vísperas del Domingo 4º de Adviento, cuyo Evangelio está dedicado a la santísima Virgen María yendo presta a ayudar a santa Isabel, su familia, celebramos la santa Misa como corresponde: siempre solemne, pero además esta vez con la piadosa colocación y bendición de la hermosa pintura que, desde hoy en adelante, ornamentará con gran belleza y devoción la simple capilla dedicada a nuestros amados intercesores en el Cielo.

A continuación, les compartimos la explicación que amablemente nos envió la artista apenas le dimos la buena noticia de que la pintura había llegado sana y salva a su destino:

“…el cuadro lo centré en la Pasión, en la sangre de Jesús. Por eso Él está en el centro. De su Corazón saqué las líneas de la perspectiva, por eso hay uvas, viña; el Niño tiene una uva en la mano, San Joaquín también. Hay rosas rojas, símbolo de la Pasión; la fuente con el león y los tres pajaritos: un petirrojo, un pinzón y un jilguero, a los tres se les llama “pajaritos de la Pasión”, por una leyenda que dice que quisieron sacarle las espinas de la cabeza a Jesús y quedaron rojos salpicados por la sangre. San José lleva una paloma, por la inocencia de Cristo, por eso el Niño está de blanco: la sencillez. Santa Ana y Joaquín de verde por el antiguo testamento. El asiento de la Virgen es corintio, símbolo de la mujer virgen; el de santa Ana es jónico, símbolo de la mujer. La fuente, el león y los pajaritos están atrás del Niño, como figura de Él.”

 

Con grande alegría y gratitud,

Monjes del Monasterio de la Sagrada Familia.

Séforis, Tierra Santa.

 

Un comentario sobre “¡La Sagrada Familia llegó a Séforis!”

  1. Que gran belleza la a del cuadro, al que creo que hay que agregar a su simbología el hecho de haberse originado en San Rafael, como lo ha hecho el Instituto del Verbo Encarnado, por iniciativa del recordado padre Buela.
    Que Dios los siga bendiciendo.

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