Monasterio del Verbo Encarnado
La casa madre
Con la Misa del 24 de diciembre de 1988, presidida por el P. Carlos M. Buela, Fundador del Instituto del Verbo Encarnado, se dio inicio a la experiencia de vida contemplativa en nuestra Familia Religiosa. Este es el primer Monasterio, no solo de nuestra pequeña Familia Religiosa, sino también, el primer Monasterio de monjes en Argentina de una Congregación de origen argentino.
En 25 años de fundación de nuestro Monasterio, han partido monjes que fundaron sendas casas monásticas en otras partes del mundo, tales como Italia, España, Túnez, Israel, y próximamente en Jordania, en el lugar del Bautismo del Señor.
El Monasterio está situado a 35 Km. del radio céntrico de la ciudad de San Rafael, en un terreno de algo más de 60 Ha., donado por el difunto señor Don Juan Demianczuk, en la localidad de “Los Coroneles”, en el distrito de Cuadro Benegas, zona rural perteneciente al Departamento de San Rafael, ubicado al sur de la Provincia de Mendoza, no muy lejos de la nevada Cordillera de los Andes.
Configurando la rama monástica del Instituto del Verbo Encarnado, el fin específico de los monjes es el mismo de dicho Instituto, esto es, evangelizar la cultura, prolongando así la Encarnación del Verbo, para lo cual nuestro Monasterio aspira a ser “una pequeña sociedad ideal en la cual reina por fin el amor, la obediencia, la inocencia, la independencia de las cosas y el arte de usar bien de ellas, el predominio del espíritu, la paz; en una palabra, el Evangelio”[1].
La comunidad monástica, que cuenta actualmente con 9 miembros, se dedica esencialmente a la oración (en particular por el canto del Oficio, la Adoración y la celebración de la Santa Misa), el trabajo (realizando tareas propias de campo, manualidades y otras) y el estudio.
Pero esto no impide a los monjes, dado que en su mayoría son sacerdotes, la atención de las almas que requieren su ministerio pastoral (misas, confesiones, bautismos, atención a los enfermos, predicación, etc), centrado en el ámbito del mismo Monasterio, ya que desde los primeros años de su fundación se ha convertido en un lugar de peregrinación dedicado a la veneración de Santa Rita de Casia.
[1] AAS, 56 (1964), 987; PABLO VI, Discurso después de la consagración de Montecasino, (24/10/1964). Dir. Esp., [93].