2ª Estación: Jesús carga con su cruz
Te adoramos, oh Cristo y te bendecimos,
que por tu santa cruz redimiste al mundo
Abrazando con tesón
el madero de la cruz que cargará
ocultando su blasón,
manifiesta su perdón
y en ejemplo vivo se convertirá.
Oh mi buen Jesús, llega la hora de cargar sobre tus sacratísimos hombros mis innumerables pecados. Cuanto más pesadas son mis faltas tanto más se derrama tu misericordia sobre mí; ¿por qué cargas Tú mi sentencia?, ¿por qué padeces Tú mi castigo? Señor mío y Dios mío, ahora bien comprendo tus amores, ahora sé bien que te entregaste para concederme vida: misteriosamente eres la misma hostia y la patena que se ofrece al Padre. Todos te observan, pero nadie te ayuda; los hombres se mofan, los cielos se conmueven, mas tú perseveras sin la más mínima queja, abrazando la cruz que llaga lentamente tu santo cuerpo mientras sana nuestras heridas.
Considera alma mía lo que el Señor quiere enseñarte: el Divino Inocente puesto en tu lugar, asumiendo tus pecados y padeciendo silencioso aquel tormento ignominioso cuando tú te quejas de pequeñeces y palabras vanas. El Cordero de Dios carga tus culpas en su cruz y tú alegas por unas pocas astillas. Aprende junto con Él a recorrer la senda hacia el Calvario pues ella es la puerta estrecha que conduce al Reino de los cielos; la perla preciosa escondida en el lodo que hacia el final deslumbrará mostrando toda la hermosura que ahora esconden sus penas pero que dimana destellos de eternidad para quienes sepan apreciarla con los ojos de la fe.
Enséñame Señor a caminar este sendero emulando y asimilando tu paciencia, fortaleza, humildad y amor a la cruz, pero una cruz querida, aceptada y abrazada.
(Padre Nuestro, Ave María o Gloria)
P. Jason Jorquera M.