9ª Estación: Jesús cae por tercera vez
Te adoramos, oh Cristo y te bendecimos,
que por tu santa cruz redimiste al mundo
Por tercera vez rendido
bajo el leño inexorable
se desploma malherido,
cuan divino y lamentable,
Jesucristo escarnecido.
Una vez más el Mesías cae por tierra agobiado y extenuado de sufrimientos. Los soldados le gritan toda clase de insolencias, no sea que no llegue al Calvario. Con perversa ironía los fariseos le preguntan ¿por qué no haces ahora un milagro?, ¿por qué no te sanas a ti mismo?, acudió al Señor, que lo ponga a salvo, que lo libre si tanto lo quiere (Sal 21, 9). Pero Jesús, que en su pasión no profería amenazas, simplemente guarda silencio.
Señor Jesús, Varón de dolores, te golpeas contra el suelo y desde allí observas atento cómo te desprecian aquellos por quienes caes; ¡basta ya!, Señor de misericordia, ¡compadécete de ti mismo!: ¿acaso no te asistieron los ángeles en el desierto?, ¿acaso no te consoló un ángel en el huerto?, mas ahora ni siquiera ellos te vienen a ayudar. Señor, bien veo que mis reincidencias en el pecado te han arrojado por tierra; bien comprendo ahora que mis incumplidas promesas te precipitan nuevamente sin compasión.
Contempla, alma mía, cuán maliciosa tibieza la tuya que hace padecer estos crueles ultrajes al Verbo eterno que vino a salvarte. Considera los frutos de tu deplorable actitud: ¿siembras mediocridad?, entonces cosecharás perdición; ¿condesciendes con el pecado?, entonces recibirás tu justa paga. Mira cuánto se esfuerza el Salvador para que tú no caigas.
Señor Jesús, toma mi voluntad y fortalécela con tu gracia; toma mi arrepentimiento y riégalo con tu preciosa sangre para que pueda cosechar tu misericordia divina. Concédeme la gracia de levantarme con un firme propósito de enmendar mi vida y convertirme a ti con sincero corazón.
(Padre Nuestro, Ave María o Gloria)
P. Jason.
Ingente y maravillosa labor la de mis admirados Padres.No les faltarán mis oraciones.