Pero esta vez del mismo lado del Jordán…

“Pequeña convivencia monástica”

Queridos amigos:

Como dice nuestro Directorio de Vida Contemplativa, “…la alegría del monje ha de brotar simplemente de considerar que Dios es, que Cristo es: ¡Ánimo!, que Soy Yo, no temáis (Mc 6,50); de estar convencidos que la verdad prima sobre la mentira; el bien sobre el mal; la belleza sobre la fealdad; el amor sobre el odio, la paz sobre la guerra, la misericordia sobre la venganza, la vida sobre la muerte, la gracia sobre el pecado; de la certeza, finalmente, de que el ser está sobre la nada, la Virgen sobre Satanás, Cristo sobre el Anticristo y Dios sobre todo, esta alegría no es otra cosa que el gozo de la contemplación de los misterios divinos.”; y si bien la alegría del monje depende esencialmente de las verdades sobrenaturales, sin embargo, eso no quita las razones naturales que también nos pueden alegrar, como es el hecho de que finalmente, después de casi dos años y medio, se facilitó notablemente la entrada al país de los peregrinos, razón por la cual nuestros monjes que se encuentran del otro lado del río Jordán (como les contamos en una crónica anterior), pudieron visitarnos para poder realizar la ansiada convivencia monástica, durante la cual pudimos peregrinar juntos y celebrar la santa Misa en algunos de los santos lugares, como la basílica de la Anunciación en Nazaret, o en el Monte Tabor.

Notable fue también el hecho de sumar nuevas voces a los cantos de la liturgia, ya sea para la Santa Misa o para el rezo de las horas litúrgicas, y haber celebrado este pasado lunes a la Virgen de Luján, patrona de nuestra familia religiosa, junto con nuestros demás religiosos en Belén.

Pero lo que más queríamos destacar en esta oportunidad, además de la peregrinación y sus muchos frutos, es la importancia de la vida fraterna en común que también vivimos los monjes, pese a estar la mayor parte del día en silencio, ya que es justamente con nuestra comunidad con quien ejercitamos y adquirimos las virtudes, y donde buscamos ayudarnos a tender hacia la santidad en un ambiente religioso y familiar que busca no otra cosa que vivir el Evangelio lo mejor posible según las buenas disposiciones, caridad y generosidad de los monjes; y decimos con precisión que somos verdaderamente una “familia religiosa”, porque a la familia no se la elige, sino que uno nace en ella y dentro de ella debe crecer y madurar, lo mismo que en la vida religiosa, familia dispuesta por Dios mismo en el lugar de misión, la cual debe ayudar a cada uno de sus miembros según sus necesidades a buscar la santidad y preparar lo mejor posible el ambiente para su consecución, con paciencia ante los defectos de cada uno, con caridad para con todos, y en nuestro caso mediante el cumplimiento de nuestros votos y constituciones, es decir, el camino hacia la santidad que Dios ha trazado para los miembros de la comunidad en general, al mismo tiempo que descubriendo mediante la vida de oración y de fraternidad, los designios personales entre el alma y Dios para el beneficio de ésta y la gloria de Aquél: he ahí nuestra alegría especial en este encuentro, ya que por unos pocos días nuestra comunidad creció y así pudimos compartir tanto la oración cuanto nuestras experiencias en nuestros actuales monasterios.

Damos gracias a Dios y a la Sagrada Familia por todos los beneficios recibidos durante esta breve pero muy fecunda convivencia, y encomendamos a sus oraciones en esta oportunidad a todos nuestros monjes, dedicados a rezar y ofrecer sacrificios por los que no rezan y por los que no se abrazan a la cruz salvadora de nuestro Señor Jesucristo, y por la conversión y santificación de las almas.

Con nuestra bendición, en Cristo y María:

Monjes del Monasterio de la Sagrada Familia,

Séforis, Tierra Santa.

 

.

 

Breves del Monasterio de la Sagrada Familia: Ordenación episcopal, predicación de ejercicios espirituales, peregrinos y más.

Queridos amigos:

Es un hecho bastante constatable, que infatigablemente Dios nos bendice con sus gracias y nos permite aportar nuestro grano de arena en favor de las almas que nos encomienda y por las cuales pedimos cada día en nuestras oraciones, y de manera especial aquellas que visitan lo que queda de la casa de santa Ana tras estos silenciosos muros… ante lo cual no podemos más que agradecer constantemente e intentar traducir en obras esa gratitud. Pues bien, en esta oportunidad les compartimos brevemente algunos de estos motivos para dar gracias a Dios, vividos estos últimos días desde acá.

 

Ordenación episcopal

Por gracia de Dios, hemos podido asistir a la santa Misa de ordenación de Monseñor Rafic Nahra, vicario del Patriarcado latino para esta zona. Para algunos de nosotros fue la primera vez que veíamos una ordenación episcopal, siendo realmente hermosa y muy emocionante la liturgia en que se lleva a cabo, especialmente el momento en que el óleo consagrado desciende desde la cabeza para consagrar al nuevo obispo, a quien ya conocemos de antes y que siempre ha sido muy paternal con nosotros, incluso visitándonos aquí mismo, en el monasterio. Encomendamos a sus oraciones a Mons. Rafic y pedimos especialmente por los frutos de su ministerio.

 

Peregrinos amigos

Estos días hemos recibido la visita de la mamá de dos de nuestros sacerdotes y una de nuestras religiosas, Rita, a quien conocemos hace años y quien finalmente pudo venir a visitar a sus hijos misioneros y también nuestro monasterio. También hemos ido recibiendo poco a poco más grupos de peregrinos propiamente dichos, quienes luego del fin de las restricciones para poder entrar al país, están comenzando a ornamentar nuevamente las calles de Nazaret, Jerusalén, y de todos los lugares santos que llevaban dos años esperando su regreso.

 

Hace varios años conocimos, entre otros tantos sacerdotes peregrinos, al P. Denis, legionario que cada año hasta antes de la pandemia traía grupos del Salvador y Centroamérica, para celebrar aquí la santa Misa, ,mientras alguno de los monjes se queda atendiendo confesiones, y hacer una hermosa catequesis acerca de los padres de María santísima y de la familia, y charlas afectuosamente con los monjes, a quienes siempre nos pide que les expliquemos a los peregrinos acerca de nuestra vida monástica y de la importancia de este lugar santo. Fue muy lindo volver a recibir grupos grandes y traídos por un sacerdote amigo, además de ver nuevamente algunas de las caras conocidas y muchas más nuevas, quienes siempre amables y generosos con nosotros se fueron muy contentos y agradecidos, al igual que nosotros por su visita. Rezamos por los frutos de esta santa peregrinación.

 

Ejercicios espirituales para nuestras hermanas SSVM

La predicación de los ejercicios espirituales según el método de san Ignacio de Loyola, ocupa un lugar muy importante para nosotros, al punto de que nosotros mismos terminamos nuestro año de noviciado realizando el esquema original, de un mes completo en silencio y meditación, el cual repetimos cada 10 años (el de mes), pero que cada año realizamos de la manera más común y que solemos predicar para otros religiosos y laicos, por unos 5 días más o menos, dando como siempre abundantes frutos espirituales y enormes gracias para la santificación de nuestras almas. Una gracia del todo grande y especial. Pues bien, en esta ocasión 4 de nuestras religiosas, Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará, pudieron realizar sus ejercicios espirituales anuales, predicados en esta oportunidad por el P. Jason durante esta semana. Rezamos por la santificación y misión de las hermanas.

Finalmente recibimos la muy grata visita de nuestros monjes del otro lado del Jordán, pero eso merece una crónica especial que les compartiremos la próxima semana.

Siempre agradecidos y correspondientes a sus oraciones, y con nuestra bendición,

En Cristo y María:

P. Jason y P. Gonzalo, Monjes del Monasterio de la Sagrada Familia,

Séforis, Tierra Santa.