
Ejercicios Espirituales a Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará
Decía san Juan Pablo II: “El cristiano con el fuerte dinamismo de los ejercicios es ayudado a entrar en el ámbito de los pensamientos de Dios, de sus designios para confiarse a Él, Verdad y Amor así como para tomar decisiones comprometidas en el seguimiento de Cristo, midiendo claramente sus dones y las responsabilidades propias.”[1]
Por gracia de Dios, hemos podido predicar en nuestro monasterio, al igual que el año pasado, una nueva tanda de Ejercicios Espirituales según el método de san Ignacio de Loyola. En esta ocasión han sido de seis días, dirigidos por el P. Enrique González, a cuatro hermanas de las SSVM, misioneras todas en Tierra Santa.
Con este apostolado, queremos contribuir a la mayor gloria de Dios y salvación de las almas, atendiendo a aquella petición que hiciera Benedicto XVI a los jesuitas, respecto a la predicación según el método ignaciano: “que sigan siendo ‘un instrumento precioso y eficaz para el crecimiento espiritual de las almas’, porque ‘los Ejercicios Espirituales representan un camino y un método particularmente precioso para buscar y encontrar el rostro de Dios, en nosotros, y a nuestro alrededor y en todas las cosas, para conocer su voluntad y ponerla en práctica’.”[2]
Es de notar que el clima del monasterio favorece mucho a los ejercitantes, debido a la tranquilidad propia del lugar, y además a que por estas fechas los peregrinos disminuyen notablemente, lo cual ha favorecido más aun el clima de silencio durante todo el día para realizar tranquilamente las meditaciones.
Nos encomendamos a sus oraciones y les pedimos especialmente para que todos los años podamos contribuir con este apostolado tan importante y recomendado por la iglesia, y en el que tanto insistía el santo de Loyola para las almas que quieren realmente trabajar por alcanzar la santidad:
“Los Ejercicios Espirituales son todo lo mejor que yo puedo en esta vida pensar, sentir y entender, para que el hombre se pueda aprovechar a sí mismo y para poder fructificar, y ayudar a otros muchos.”
(Carta al P. Manuel Miona, 16 de nov. 1536)


[1] ANGELUS del 16/12/1979, con ocasión del 50 aniversario de la Encíclica Mens Nostra de Pio XI
[2] Benedicto XVI, discurso a los Jesuitas, Aciprensa 21 de febrero ’08”
Su Santidad el Papa Francisco aceptó la renuncia de Su Beatitud Fouad Twal, que ha llegado a la edad requerida, de conformidad con el artículo 401, § 1 del Código de Derecho Canónico. Su Santidad ha nombrado el Padre Pierbattista Pizzaballa, OFM, anterior Custodio durante doce años, como Administrador Apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén sede vacante, hasta el nombramiento de un nuevo Patriarca.
En un mensaje difundido por el Patriarcado Latino de Jerusalén, el P. Pizzaballa pidió oraciones a los fieles por esta nueva labor. “Como a los apóstoles (…) también a mí el Señor, a través del Papa, pide regresar a la Ciudad Santa después de mi experiencia como Custodio”, expresó.



















