Como siempre: bendiciones

Desde la casa de santa Ana…

Queridos amigos:
Sabemos que para el pesimista la vida es una especie de vasto cuadro pintado en una rica escala de grises y ya; por el contrario, el alma que vive de cara a Dios, sabe perfectamente que en la vida también los grises (las cruces, dificultades y pruebas en todos sus matices), son parte de la obra, es más, son necesarios pero para resaltar y poner en su lugar a los colores, contrastando con la luz y dando así a cada cosa su lugar. Pues bien, a partir de esta metáfora les queremos compartir algunas más de las tantas bendiciones que Dios jamás deja de concedernos, acicate para seguir agradeciendo e intercediendo por el mundo con nuestras oraciones, aquella especie de “gota de agua en el océano” (siguendo la conocida anécdota de la madre Teresa de Calcuta), sin la cual al océano le faltaría una gota… pero la oración es más, mucho más que una pequeña gota. Es así que entre todas las dificultades por las cuales el mundo está pasando y cada uno en su vida, Dios no deja de poner su mano providencial para que los creyentes veamos en dichas pruebas “el castigo de los malos y la purificación de los buenos”; para que le sigamos pidiendo y le sigamos ofreciendo nuestras cruces y a nosotros mismos por la humanidad entera y por el plan de redención. Pero como la gran obra “no son sólo grises”, siempre siguen las bendiciones de Dios hacia las almas, y en esta oportunidad les compartimos la gracia enorme de haber podido festejar la Exaltación de la santa Cruz con nuestros sacerdotes y hermanas de Belén, como siempre en familia, y también a nuestra Señora de los Dolores en Jerusalén, día en que además de recordar aquel purísimo, probado y fuerte corazón de nuestra Madre del Cielo, muchos de nuestros religiosos celebran con ella su aniversario de profesión perpetua, día decisivo en que nos consagramos definitivamente a Dios, con el solemne compromiso de “haber tomado firmemente el arado sin querer mirar atrás jamás” (Cf. Lc 9, 62).
Para el día de la Exaltación de la santa Cruz, asistimos a la santa Misa en el Hogar Niño Dios, donde luego de la misma compartimos la cena todos juntos y se llevó a cabo el tradicional fogón, dedicado a celebrar con cantos y poesía dicha conmemoración. Hoy por la mañana, por gracia especial de Dios e intercesión de María Santísima, participamos de la santa Misa en Jerusalén, en la Iglesia del Santo Sepulcro, donde luego de haber tocado la roca misma del Calvario y pedir por todas las almas encomendadas a nuestras oraciones y por el mundo entero, celebramos el Sacrificio Eucarístico en el altar dedicado a la Virgen de los Dolores, ubicado junto al Gólgota, es decir, prácticamente en el mismo lugar donde históricamente María santísima nos fue dada por Madre, dando eternas gracias por tan hermoso “detalle de Dios” para quienes no lo merecemos.
Siempre agradecidos de Dios y de sus oraciones, seguimos comprometiendo las nuestras por ustedes y los invitamos a seguir ofreciendo sacrificios y rezando por el mundo entero todos juntos, siempre en unión de oraciones y con mirada sobrenatural en todo momento de “purificadoras pruebas” para las almas que aman filialmente a Dios, a quien nada se le escapa y sabe sacar bienes de los males y hacer almas grandes, santas, de los pobres pecadores que se abandonan sinceramente a Él.
Con nuestra bendición, en Cristo y María:
Monjes del Monasterio de la Sagrada Familia,
Séforis, Tierra Santa.

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