Del 17 al 25 de julio
Oración inicial
Oh gloriosos padres de la Inmaculada Madre de Dios, bondadosa santa Ana e insigne san Joaquín; instrumentos elegidos por el Altísimo para comenzar a preparar en el tiempo la redención de la humanidad. Nos encomendamos en esta novena a vuestra santa intercesión, esperando alcanzar las gracias necesarias para crecer y afianzar las virtudes que adornaron el hogar en que la Virgen inmaculada creció, rodeada de los cuidados y atenciones propios de una familia santa, y correspondiendo tiernamente como lo exigía su purísimo corazón. Pedimos con gran fe en esta novena la gracia de… (se pide la gracia que se desea alcanzar), que tanto deseamos, si así es para la gloria de Dios salvación de nuestras almas.
Oración del día
Primer día: Para que nuestro hogar sea vivificado por la oración
“La familia está llamada a ser templo, o sea, casa de oración: una oración sencilla, llena de esfuerzo y ternura. Una oración que se hace vida, para que toda la vida se convierta en oración” (San Juan Pablo II) Pedimos especialmente en este día, que en nuestras familias y en nuestros hogares siempre esté presente el espíritu de oración, a partir del cual se irá forjando la necesaria intimidad con Dios, a la vez que se fortalecen las virtudes y el sincero deseo de buscar la santidad.
Segundo día: Por la unidad de las familias
“Que toda familia del mundo pueda repetir con verdad lo que afirma el salmista: “Ved qué dulzura, qué delicia, convivir los hermanos unidos” (Sal 133, 1).” (San Juan Pablo II) Pedimos especialmente en este día, que en nuestras familias y en nuestros hogares jamás demos lugar a la desunión, alejando de nosotros cualquier ponzoñoso rencor, tan opuesto a lo que enseña nuestro Dios; fomentando a ejemplo de nuestro Señor Jesucristo, aquella novedad de nuestra fe tan difícil de comprender para quienes se encuentran alejados de Dios: el perdón, señal de nobleza, humildad y grandeza de alma.
Tercer día: Por la paz en las familias
“El futuro depende, en gran parte, de la familia, lleva consigo el porvenir mismo de la sociedad; su papel especialísimo es el de contribuir eficazmente a un futuro de paz” (San Juan Pablo II) Pedimos especialmente en este día, que en nuestras familias y en nuestros hogares la discordia nunca encuentre un lugar donde hacer nido, respetándonos y amándonos mutuamente a ejemplo de la Sagrada Familia.
Cuarto día: Por la fidelidad de los matrimonios y su santificación
“Todos los católicos, en especial los casados deben ser los primeros en testimoniar la grandeza de la vida conyugal y familiar con una acción catequética y educativa más incisiva y constante, que permita incentivar el ideal cristiano de comunión conyugal fiel e indisoluble.” (San Juan Pablo II) Pedimos especialmente en este día, que los matrimonios sean fieles al amor que se prometieron para toda la vida delante de Dios; en las malas, para ayudarse el uno al otro sosteniéndose y animándose; en las buenas, para afianzar sus promesas en el amor común a Dios; haciendo de la vida de la gracia el ambiente natural para conservar y fortalecer su fidelidad y la búsqueda sincera de hacer feliz a quien eligieron para acompañarse de manera exclusiva en esta vida.
Quinto día: Para que las familias sean escuela de virtud
“La familia es base de la sociedad y el lugar donde las personas aprenden por vez primera los valores que les guían durante toda su vida” (San Juan Pablo II) Pedimos especialmente en este día, que en nuestras familias y en nuestros hogares se fomenten constantemente las virtudes, especialmente en los niños que son de quienes depende el mañana de nuestra sociedad. Que sepamos amar las virtudes por sí mismas, especialmente la caridad, de tal manera que jamás retrocedamos ante los ataques que desean imponer los vicios y pecados que llevarán a la perdición a quienes no hayan arraigado el bien en sus corazones, sino que con la ayuda de la gracia salgamos triunfadores con las virtudes que deben aprenderse y defenderse desde el seno familiar.
Sexto día: Para que las madres y padres de familia sean responsables en la educación de sus hijos
“Ayudad a vuestros hijos a salir al encuentro de Jesús, para conocerlo mejor y para seguirlo, entre las tentaciones a las que están continuamente expuestos, sobre el camino que lleva a la auténtica felicidad.” (San Juan Pablo II) Pedimos especialmente en este día, que en nuestras familias y en nuestros hogares los padres cumplan lo mejor posible con su deber de forjar el bien el las almas de sus hijos, amándolos de manera efectiva, es decir, poniendo los límites necesarios para no arriesgar a sus hijos a perderse del camino correcto; y manifestándoles con ternura el amor que les tienen, preocupados santamente de que también ellos aprendan desde pequeños a amar a Dios por medio de María santísima.
Séptimo día: Para que los hijos respeten a sus padres
“La honra es una actitud esencialmente desinteresada. Podría decirse que es «una entrega sincera de la persona a la persona» y, en este sentido, la honra coincide con el amor. Si el cuarto mandamiento exige honrar al padre y a la madre, lo hace por el bien de la familia” (San Juan Pablo II) Pedimos especialmente en este día, que en nuestras familias y en nuestros hogares jamás falten a los padres los cuidados y el respeto de sus hijos, así como su ayuda y asistencia en la enfermedad y en la vejez, promoviendo así el amor cristiano que desde los comienzos de la Iglesia ha sido un distintivo especial de los discípulos de Cristo.
Octavo día: Por la dignidad, respeto y atención de los ancianos
“También la ancianidad tiene una misión que cumplir en el proceso de progresiva madurez del ser humano en camino hacia la eternidad. De esta madurez se beneficia el mismo grupo social del cual forma parte el anciano.” (San Juan Pablo II) Pedimos especialmente en este día, que en nuestras familias y en nuestros hogares prestemos especial atención a las necesidades de nuestros ancianos, tratándolos con el amor, delicadeza y reverencia que merecen, especialmente aquellos que se encuentran más delicados de salud, sin descuidar tampoco su asistencia espiritual.
Noveno día: Por la defensa de la vida
“Políticas familiares basadas en la esterilización masiva, en la promoción del aborto o del divorcio producen «resultados dramáticos»: la desintegración de la célula fundamental de la sociedad” (San Juan Pablo II) Pedimos especialmente en este día, que en nuestras familias y en nuestros hogares reine en todo momento y hasta las últimas consecuencias, la correspondiente defensa de la vida, desde su concepción hasta su término natural en este mundo como origen de la eternidad. Que la Sagrada Familia, especialmente santa Ana y san Joaquín en su paso por Séforis con la Virgen niña; y posteriormente ella con Jesús y san José en Nazaret; sean el modelo amoroso a seguir para nosotros.
Letanías de santa Ana
Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros
Dios, Hijo, redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, un solo Dios, ten piedad de nosotros.
Santa Ana, ruega por nosotros.
Descendente de la familia de David, ruega por nosotros.
Hija de los patriarcas, ruega por nosotros.
Fiel esposa de San Joaquín, ruega por nosotros.
Madre de María, la Virgen Madre de Dios, ruega por nosotros.
Amable madre de la Reina del Cielo, ruega por nosotros.
Abuela de nuestro Salvador, ruega por nosotros.
Amada de Jesús, María y José, ruega por nosotros.
Instrumento del Espíritu Santo, ruega por nosotros.
Ricamente dotada de las gracias de Dios, ruega por nosotros.
Ejemplo de piedad y paciencia en el sufrimiento, ruega por nosotros.
Protectora de las vírgenes, ruega por nosotros.
Modelo de las madres cristianas, ruega por nosotros.
Protectora de las casadas, ruega por nosotros.
Guardiana de los niños, ruega por nosotros.
Apoyo de la vida familiar cristiana, ruega por nosotros.
Auxilio de la Iglesia, ruega por nosotros.
Ejemplo de las viudas, ruega por nosotros.
Auxilio de cuantos recurren a ti, ruega por nosotros.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, perdónanos Señor,
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, escúchanos Señor,
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Oración final para todos los días
Oh nobilísimos san Joaquín y santa Ana, cuya paciencia y santa confianza fueron premiadas por el mismo Dios, con la gracia de recibir a María santísima en vuestro tierno hogar; pedimos por vuestra santa intercesión, alcanzar las virtudes que hagan de nuestras familias ejemplo para los demás; santificándonos en las pequeñas cosas de la vida cotidiana, y ofreciendo al Señor cada día nuestras vidas dedicadas, sinceramente, a abrazar en todo su santa voluntad, para construir así desde ya una morada junto a Él en la eternidad. Lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén
Santa Ana y san Joaquín, rogad por nosotros.
Sagrada Familia, ruega por nosotros.
P. Jason Jorquera Meneses, IVE.