Señor Jesús, Divino Pastor de las almas, que llamaste a los Apóstoles para hacerlos pescadores de hombres; atrae hacia ti a las almas ardientes y generosas de los jóvenes, para hacerlos tus seguidores y ministros. Hazlos partícipes de tu sed de redención universal, por la cual renuevas tus sacrificios sobre los altares. Descúbreles los horizontes del mundo entero, donde la silenciosa suplica de tantos hermanos pide la luz de la verdad y el calor del amor, para que, respondiendo a tu llamado, prolonguen aquí en la tierra tu misión, edifiquen tu Cuerpo Místico, la Iglesia, y sean sal de la tierra y luz del mundo. Señor, extiende tu llamado a numerosas almas e infúndeles el ansia de la perfección evangélica, la entrega al servicio de la Iglesia y de los hermanos necesitados de asistencia y caridad.
(Se agrega luego de esta pequeña letanía con su oración final)
Señor, para velar por tu honra y gloria,
R/.danos sacerdotes Santos.
Señor, para aumentar nuestra fe,
Señor, para sostener tu Iglesia,
Señor, para predicar tu doctrina,
Señor, para defender tu causa,
Señor, para contrarrestar el error,
Señor, para rebatir las sectas,
Señor, para sostener la verdad,
Señor, para dirigir nuestras almas,
Señor, para mejorar las costumbres,
Señor, para administrar tu misericordia,
Señor, para desterrar los vicios,
Señor, para iluminar al mundo,
Señor, para enseñar la riqueza de tu Corazón,
Señor, para hacernos amar al Espíritu Santo,
Señor, para velar por la honra y gloria de tu Madre, la Santísima Virgen María,
Oremos. Corazón de Jesús, Sacerdote Santo, te pedimos con el mayor encarecimiento del alma que aumentes de día en día el número de los aspirantes al sacerdocio y que los formes según los designios de tu ardiente Corazón. Sólo así tendremos sacerdotes santos, y pronto en el mundo entero no habrá más que un solo rebaño y un solo Pastor. Amén.