Desde la casa de santa Ana
Queridos amigos:
Pese a las especiales circunstancias de esta Semana Santa, por gracia de Dios pudimos celebrar el Triduo Pascual, con las debidas disposiciones e indicaciones para cada lugar, como familia religiosa.
“En el Misterio pascual está el sentido y el culmen de la historia humana. «Por ello –subraya el Catecismo de la Iglesia Católica–, la Pascua no es simplemente una fiesta entre otras: es la “Fiesta de las fiestas”, “Solemnidad de las solemnidades”, como la Eucaristía es el Sacramento de los sacramentos (el gran sacramento). San Atanasio la llama “el gran domingo” (Ep. fest. 329) así como la Semana Santa es llamada en oriente “la gran semana”. El Misterio de la Resurrección, en el cual Cristo ha aplastado la muerte, penetra en nuestro viejo tiempo con su poderosa energía hasta que todo le esté sometido»” (San Juan Pablo II)
Con la participación y ayuda de las hermanas SSVM, pudimos celebrar el Triduo Pascual lo mejor posible, y gracias a lo significativo de este lugar, la liturgia fue de gran provecho para todos, sea en ella misma y todos sus signos, las lecturas, los salmos, predicaciones, etc.
Dios jamás se deja ganar en generosidad y nos regaló esta oportunidad de rezar por todo el mundo de manera especial en este tiempo.
Nos encomendamos a sus oraciones y pedimos por la conversión y santificación de las almas, especialmente las más alejadas del Creador, en quien siempre encuentran nuestras almas fortaleza, confianza, caridad y todo lo que necesitamos para caminar al Cielo, donde nos espera quien venció a la muerte y el pecado, como el gran triunfador, porque ¡Jesucristo resucitó!
En Cristo y María:
Monjes del Monasterio de la Sagrada Familia,
Séforis, Tierra Santa.