PERO DIOS TENÍA OTROS PLANES…

UN REGALO MÁS DE LA DIVINA PROVIDENCIA
Queridos amigos:
Como enseña hermosamente el apóstol san Pablo, “todo coopera para el bien de los que aman a Dios” (Ro 8, 28), y esto se refiere tanto a los bienes como a los males que se constituyen en verdaderas pruebas purificadoras de nuestras almas: los bienes, para agradecérselos y fomentarlos, compartirlos y hacerlos fructificar en la medida de nuestras posibilidades; y los males para aprender a unirnos a la cruz de Cristo, para tener algo qué ofrecer y medir nuestra virtud en orden a acrecentarla durante el momento de la prueba. Pero de todo esto no estaremos seguros ni nos haremos partícipes tampoco sin un profundo espíritu de fe, que es la virtud teologal que nos permite ver la mano de Dios detrás de todas las cosas buscando nuestro bien, o mejor dicho “queriendo siempre nuestro bien”, y arreglándoselas para ofrecérnoslo siempre y cuando nosotros no le pongamos obstáculos. Pues bien, este año nuevamente estaríamos sin voluntarios para la cosecha de las aceitunas con las que hacemos el aceite para el monasterio, y que además podemos vender del excedente para contribuir a nuestro sustento (anteriormente tuvimos una pequeña ayuda, pero teniendo que pagar bastante); todo esto debido, principalmente, a la aún difícil situación para todos… pero Dios tenía otros planes: hace un tiempo habíamos conocido al agregado militar de Chile, al de Perú y algunos otros amigos de ellos que por motivos de trabajo se encuentran en Tierra Santa; e inmediatamente nos ofrecieron su ayuda para lo que necesitáramos, proponiendo ellos mismos una jornada de voluntariado en el monasterio. Fue así que después de un tiempo nos pusimos en contacto nuevamente y concretamos todo para este pasado sábado 16, en que agregados militares, sus familias y algunos amigos de Chile, Perú, Argentina, España, México y Honduras, llegaron por la mañana a participar de la santa Misa en honor de los dueños de casa, san Joaquín y santa Ana, ofreciéndonos ayuda desde el inicio en la preparación de todo (ya que al ser tantos había que preparar todo afuera pues no entrábamos todos en la capilla), incluyendo improvisar la capilla al centro de la basílica llevando todo lo necesario, limpiando sillas, ordenando y hasta dirigiendo los cantos para la santa Misa, la cual nos agradecieron mucho por lo importante que es este lugar santo para las familias, ya que ha sido santificado por la mismísima Sagrada Familia desde los abuelos hasta el mismo Jesucristo con la Virgen y san José y su paso por aquí.
Posteriormente nos preparamos con las ropas de trabajo y luego de un pequeño refrigerio nos pusimos manos a la obra todos juntos: grandes y chicos, laicos y monjes trabajando en un clima de gran alegría entre conversaciones muy interesantes y preguntas y respuestas que se convirtieron por fuerza en un hermoso apostolado.
Después de la cosecha nos esperaba un gran asado festivo con las familias, en el que además de compartir experiencias, y teniendo a más de un guitarrista cantor entre los voluntarios, comenzó la guitarreada con cantos típicos de los distintos países de nuestros nuevos amigos, para terminar después de un buen rato con el tradicional canto a la Virgen en acción de gracias y la bendición a todos los presentes luego de reiterarles nuestro agradecimiento e invitándolos para cuando quieran a la santa Misa en español que realizamos cada sábado a las 18:00 horas de acá; o a pasar algunos días de retiro en nuestra pequeña hospedería cuando lo deseen, con el compromiso de más de uno de regresar a visitar la casa de santa Ana y a los monjes que la cuidan.
Agradecemos como siempre a Dios, quien tenía otros planes para la cosecha de este año; y por supuesto a la Sagrada Familia y a las personas que rezan por nosotros, correspondiendo continuamente con nuestras oraciones por sus intenciones.
Con nuestra bendición, en Cristo y María:
Monjes del Monasterio de la Sagrada Familia,
Séforis, Tierra Santa.
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