“Sufrir es el oficio de las almas grandes “
(Santa Teresa de Jesús)
Señor Jesucristo, Tú eres mi Rey. Hazme para contigo un noble corazón caballeresco.
Grande en mi vida; escogiendo lo que sube y se dilata, y no lo que se arrastra y languidece.
Grande en mi trabajo: viendo en él no la carga que se impone, sino la misión que tú me confías.
Grande en mi sufrimiento: soldado verdadero frente a mi Cruz, verdadero Cireneo para las cruces ajenas.
Grande con el mundo: perdonando sus pequeñeces, sin ceder nada a sus engaños.
Grande con los hombres: leal con todos, más servicial con los humildes y pequeños, afanoso de arrastrar hacia ti a los que me aman.
Grande con mis jefes: viendo en su autoridad la belleza de tu rostro que me fascina.
Grande conmigo mismo: nunca replegado sobre mí, y apoyándome siempre en ti.
Grande contigo, Señor Jesucristo; feliz de vivir para servirte, dichoso de morir para abismarme en ti. Así sea.