Madre y Señora

Sobre la esclavitud mariana[1]

P. Gustavo Pascual, IVE.

            María es nuestra madre, pues, nos dio a luz al pie de la cruz[2].

¿Por qué la conveniencia de que sea nuestra señora? Son muchas las conveniencias de hacerse esclavo de amor de la Santísima Virgen.

 

  1. La esclavitud mariana nos consagra totalmente al servicio de Dios.
  2. Nos hace que imitemos el ejemplo de Jesucristo y practiquemos la humildad.
  3. Nos alcanza su protección maternal.

 

  1. Es un medio excelente para procurar la mayor gloria de Dios

 

Muchas veces no obramos por la gloria de Dios porque no sabemos por qué medios le damos mayor gloria o porque no la buscamos.

Nosotros al ceder el valor y mérito de nuestras buenas obras a esta gran Señora sabemos que ella las aplica a la mayor gloria de Dios.

 

  1. Conduce a la unión con el Señor

 

+ Camino fácil

– Camino abierto por Jesús.

– Camino por el que se avanza suave y tranquilamente.

– Camino que tiene la permanente compañía de María.

– Camino de cruces pero endulzado por nuestra madre.

 

+ Camino corto

– Porque en él nadie se extravía.

– Se avanza por él con rapidez, gusto y facilidad.

– Se adelanta más, en menos tiempo.

– Porque por la sumisión a María el alma pronto se enriquece.

– Hasta los jóvenes se hacen viejos en sabiduría celestial.

 

+ Camino perfecto

Porque María es la más perfecta y santa de las criaturas y Jesucristo ha venido a nosotros de la manera más perfecta y no tomó otro camino que María.

 

+ Camino seguro

– Porque esta devoción de esclavitud no es nueva. Muchos santos la han practicado desde antiguo y llegaron al cielo.

– Es medio seguro para ir a Jesucristo. Porque María tiene por oficio llevarnos a Jesús y éste a Dios Padre.

Pues quien desee tener el fruto perfecto Jesucristo debe tener el árbol que lo produce.

– Cuanto mas uno busque a María en oraciones, contemplaciones, acciones y padecimientos más perfectamente hallará a Jesús que esta siempre en María.

– Además donde esta María no esta el maligno.

– Para avanzar sin temor e ilusiones hay que seguir esta devoción de esclavitud de amor.

  1. Nos lleva a la plena libertad de los hijos de Dios

Libertad interior.

– Quita del alma todo escrúpulo y temor servil.

– Ensancha el corazón con santa confianza en Dios.

– Nos inspira amor filial y tierno.

 

  1. Procura grandes ventajas al prójimo

– Se le da el valor satisfactorio e impetratorio de nuestras obras y ella las aplica a quien quiere.

 

  1. Es un medio maravilloso de perseverancia

– Somos débiles en perseverar.

– Nos confiamos por esta devoción a su fidelidad.

 

“Cuando ella te sostiene, no caes; cuando ella te protege, no temes; cuando ella te guía, no te fatigas; cuando ella te es favorable, llegas hasta el puerto de salvación” (San Bernardo).

            “Si confío en ti, oh Madre de Dios, me salvare; protegido por ti, nada temeré; con tu auxilio combatiré a mis enemigos y los pondré en fuga porque ser devoto tuyo es un arma de salvación que Dios da a los que quiere salvar” (San Juan Damasceno).

 

  1. Hacer todo POR María

 

Obedecer en todo a María.

Regirse por su espíritu que es el Espíritu de Dios.

María jamás se condujo por su propio espíritu, siempre, por el espíritu de Dios, el cual fue Dueño y Señor de ella que tuvo su mismo espíritu.

María es grande por renunciar a su propio espíritu.

“El que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo”[3].

La humildad es base de la magnanimidad.

 

Tenemos que tener como ella:

+ Espíritu suave, manso y fuerte, es decir, santo abandono para grandes empresas, principalmente para llevar la cruz.

+ Espíritu celoso, con grandes deseos de glorificar a Dios y salvar las almas. Grandes deseos de ser santos.

+ Espíritu prudente, humilde y valeroso.

+ Espíritu puro, que viva la castidad a pleno en pensamientos, palabras y obras.

+ Espíritu fecundo, que arrastre al seguimiento y engendre hijos.

 

Para poseer éste espíritu hay que:

+ Renunciar al propio espíritu, luces y voluntad antes de hacer cualquier cosa.

+ Entregarse al espíritu de María para ser movidos y conducidos por ella.

Estar atentos… La voluntad de Dios se manifiesta a través de los mandamientos, del cumplimiento del deber de estado, de los superiores, etc.

Abandonarse sin preocupaciones, lo que no quiere decir inmovilidad y quietismo.

Dirigirle jaculatorias “renuncio a mí mismo por vos”, “me doy a vos, querida madre”.

 

  1. Hacer todo CON María

 

Mirar a María, conocerla y penetrar en los misterios de su vida.

Como lo hizo María o como lo haría María.

 

Meditar y examinar sus virtudes:

  • Su fe viva. Que nuestra fe sea inconmovible a pesar de la sensibilidad.
  • Su humildad profunda. Que nos lleve a ocultarnos.
  • Su pureza.

Que María sea nuestro molde.

 

III. Hacer todo EN María

 

+ Hay que entender y meditar lo siguiente: María es el verdadero paraíso terrenal del nuevo Adán.

  • En ella se albergó nueve meses Cristo.
  • En ella está el árbol de la vida. Allí encontramos a Cristo y también el cielo.
  • En ella está el árbol de la ciencia del bien y del mal. En ella encontramos la Sabiduría encarnada y la sabiduría para conducirnos en esta vida.

 

+ Para entrar en ella es necesaria la gracia del Espíritu Santo.

  • Debemos pedirla.
  • Debemos ser fieles para que el Señor se digne concedernos esa gracia.
  • Debemos, una vez conseguida, permanecer en ella con perseverancia.
  • Allí seremos alimentados de gracia y misericordia.
  • Seremos librados de temores y escrúpulos.
  • Estaremos a salvo de los enemigos del alma.

 

  1. Hacer todo PARA María

 

Todo hacerlo para ella como un siervo, como un esclavo.

Ella debe ser el fin próximo de nuestro obrar y así le agradaremos.

No permanecer ociosos. Para llegar a imitarla hay que tener un deseo eficaz.

Con su protección emprender grandes obras.

Defender sus privilegios.

Sostener su gloria.

Atraer a todos hacia ella.

Clamar y hablar contra los que abusan de su devoción.

Sólo debemos buscar como recompensa servir a esta gran Señora.

 

 

 

[1] Cf V.D. nº 135-182…, 513-41; 257-265…, 578-84.

[2] Cf. Jn 19, 27

[3] Mt 20, 27

Romance sobre los votos en general

Siguiendo las Constituciones, Parte 4, Artículo 1

P. Gonzalo Arboleda, IVE.

 

Tres votos nos ha entregado

Su Divina Majestad

Para por ellos tender

A perfecta caridad.

Y tanto bien es pa’l alma

Vivir según estos votos

Que no hay camino más recto

Al cielo, ni lo hay más corto.

Consideremos, por tanto

Los votos y su sentido

Para mejor apreciar

Lo que Dios ha concedido.

Y para hacerlo, propongo

Con la bondad del Señor

Usar aquel texto hermoso

Que nos diera el Fundador.

En primer lugar, digamos

Que la vida religiosa

Extraerá del bautismo

Su gracia la más copiosa.

Pues en el mismo morimos

Pa’ vivir resucitados;

Los votos, que son más muerte

Dan más vida al consagrado.

Segunda cosa: los votos

Son un martirio incruento

no se derrama la sangre

Pero se derrama el ego.

Pues como dijo el Gregorio

Con su habitual elocuencia

Con la espiritual espada

Matamos concupiscencias.

Si el mártir se va pa’l cielo

Al instante de su muerte

Al religioso inmolado

No le tocará otra suerte.

Siguiendo con lo tercero

Se debe bien destacar

Que la vida religiosa

Es holocausto sin par.

Holocausto significa

La victima abrasada

En el fuego consumida

Y de ella no queda nada.

Así pues, la religiosa

Por los tres votos entrega

Los tres bienes que más ama

Y no queda nada de ella.

Por la pobreza, la herencia

Por la castidad, el cuerpo

Por la obediencia consagro

Sin duda lo que más quiero;

La libertad, el albedrío

La autonomía, el yo

Así el religioso queda

Toda una cosa de Dios.

Que, de hecho, nos lleva al cuarto

Punto de este discurso:

El religioso es sagrado;

No se pertenece, es Suyo.

Sagrado por “consagrado”,

Separado pa’l Tres-Santo;

De aquí se desprende dicha

Pa’ unos, y pa’ otros llanto.

Porque el que por el pecado

De Dios profanara el templo,

A su crimen desgraciado

Aumentará sacrilegio.

Para avanzar el discurso

Y cabalmente entender

La doctrina espiritual

Conviene ahora rever.

Ahora bien, recordemos:

Son tres las inclinaciones

Que heredamos del pecado

De los primogenitores.

El deseo de la carne,

El deseo de los ojos,

La soberbia de la vida;

Las tres te quieren de hinojos.

Que corresponden precisas

A la tentación que el diablo

Le sugirió a Jesucristo

Y que Él venció cómo sabio.

Y las tres concupiscencias

¡Con los votos anulamos!

No sólo con profesarlos

Sino si los practicamos.

Habiendo ya resumido

Los votos en general

Dejemos para otro día

Se estudio en particular.

Y dando fin al discurso

A ti, María, me dirijo

Para suplicar me alcances

La gracia que necesito.

Y no confiando en mí mismo

Sino sólo en tu bondad,

Renuevo hoy mi obediencia

Mi pobreza y castidad,

Y ser siempre yo tu esclavo

Y verte siempre de Madre

Para gloria del Tres-Santo:

Espiritu, Hijo, y Padre.

 

 

 

 

 

 

La cruz y el misionero

(Poesía religiosa)

P. Jason Jorquera M., IVE

I

No se planta la semilla

sin romper antes el suelo;

no se pesca sin anzuelo,

ni se forma la gavilla

si primero no se trilla

con esfuerzo y con sudores,

despreciando los dulzores

con espíritu austero,

como lo hace el misionero

tras celestes amores.

II

Porque el alma que se entrega

al servicio del Dios bueno

por el bien se va de lleno

pero sólo si se niega

a sí misma, mientras riega

con renuncias su misión,

estrechando así la unión

con el Dueño de la mies

que le pide sin doblez

darse entera, sin fracción;

III

Es por eso que el quiera

abrazar la noble empresa

del apóstol que no cesa

de luchar y hacer la guerra

al pecado y su bandera,

no pretenda la conquista

si en las cruces no se alista

con el alma bien briosa,

decidida y generosa

de sufrir lo que la embista…

IV

De las cruces la primera

es aquella que va dentro:

la que quiere ser el centro

y sin cansancio persevera

bien atenta, como fiera,

siendo espina que ha mellado

la existencia del creado

para amar y no lo deja,

como el mal que siempre aqueja:

es la herida del pecado.

V

Pero, aunque haya un aguijón

que acompañe la existencia

no por eso la exigencia

de esta noble vocación

retrocede, y con tesón

se dispone hasta el suplicio

si lo pide el Dios del juicio,

del amor y la piedad,

que establece su amistad

bajo el plan del sacrificio;

VI

Sacrificio generoso,

voluntario y sin sayón

más que el propio corazón

que se ofrece bien celoso

de la gloria del Esposo,

al que sigue en la vigilia

y en la pena que concilia

el afán de misionar

y el pesar de abandonar

a su patria y su familia.

VII

Luego vienen los dolores

que en silencio va llevando

el que vive cultivando

las razones superiores,

misteriosos bienhechores

que combaten el orgullo

con firmeza y sin barullo,

demostrándole al alma

que sólo reina la calma

si renuncia a lo que es suyo;

VIII

Los dolores escondidos

que conoce sólo el Cielo,

como el grande desconsuelo

de saberse incomprendido,

o quedarse confundido

por la falta de respuesta

del rebaño que le cuesta

oración y penitencia,

juntamente con paciencia,

tan probada como expuesta.

IX

Además, en la misión,

siempre hay lobo si hay cordero,

por lo cual el misionero

no está exento de aluvión,

y hasta la persecución

puede ser su compañera

si el Eterno permitiera

que golpeara su puerta;

y por eso estar alerta

nunca es opción somera…

X

¿Qué es lo que hace al consagrado,

sin embargo, ser feliz?;

¿qué razón le da el matiz

de una dicha que ha empezado

al momento que el arado

tomó firme, con sus manos,

dejando casa y hermanos

sin querer mirar atrás?;

justamente aquella Faz

de designios arcanos;

XI

Es feliz el misionero

pues la fe le da la luz

para hallar allí en la Cruz

al Señor que lo hizo obrero

de su mies y amó primero;

cruz que ahora le comparte

pues allí se hizo el arte

del amor crucificado

-el más grande y acendrado-,

que hoy se ha vuelto su baluarte.

 

 

Convivium en el Monasterio de la Sagrada Familia

Desde la casa de santa Ana

Queridos amigos:

Durante el tiempo de formación en nuestras casas religiosas, ya sea en los seminarios como en los conventos, normalmente una vez al año realizábamos los siempre recordados “Convivium”, que consisten básicamente en juntarse un día específico a compartir con todos los que deseen participar, poesías, canciones, ensayos, etc., compuestos normalmente por nuestros religiosos, fomentando así el desarrollo de los talentos de los consagrados, y siendo un gesto más de la fraternidad que, gracias a Dios, se vive notablemente durante el tiempo de formación.

De alguna manera los días previos a los Convivium no podían pasar desapercibidos, ya que siempre se encontraba a algún compañero durante el tiempo libre escribiendo, memorizando, o ensayando alguna canción o poesía; y llegado el día se disponía una de las aulas de clase para recibir a los participantes. El ambiente, por supuesto, es sumamente familiar, ya que están algunos de los sacerdotes y compañeros de los distintos cursos de filosofía y teología, así como más de una guitarra y órgano para las exposiciones de los trabajos que tanto disfrutábamos escuchar, y que en más de una ocasión nos revelaron un talento desconocido hasta el momento, especialmente con los de los primeros años. A veces el Convivium proponía un tema específico, otras simplemente era tema libre… lo importante era compartir.

Pues bien, queriendo revivir de alguna manera estos momentos que tantos buenos recuerdos nos dejaron antes de partir a nuestras tierras de misión, quisimos realizar un Convivium en nuestro monasterio, bajo el tema de  “La vida consagrada”, invitando a los que quisieran venir de nuestros religiosos, bastante conscientes de que sería muy difícil que todos pudieran asistir debido a las actividades y trabajos propios de cada lugar de misión; sin embargo, gracias a Dios y con un gran esfuerzo, contamos con la presencia y participación de nuestros padres misioneros en Belén y Jerusalén, así como las hermanas de la nueva comunidad de Mughar, a pocos kilómetros de aquí, con quienes luego del clásico canto que siempre abría los Convivium (https://www.youtube.com/watch?v=l9yeUvimgoU), pudimos escuchar lo que cada uno preparó para compartir: un himno pidiendo por la santidad de los sacerdotes; una antífona de consagración a la Virgen; poesías a los sagrados votos, a la cruz del misionero, a san Pedro, la Cruz y el Santo Sepulcro, a la misma consagración y una breve exposición sobre la primera Iglesia dedicada a la “Teothokos” en Jerusalén.

Finalmente dimos gracias a Dios por todos los beneficios recibidos, y también a quienes pudieron participar de esta fructífera actividad.

Agradecemos a la Sagrada Familia y a nuestros formadores, quienes supieron inculcarnos e incentivarnos más aún, a escribir, desarrollar y compartir con los demás los posibles dones y habilidades, así como a valorar desde la misión, todo aquello de grandioso que recibimos en el seminario para llevarlo y hacerlo fructificar en el destino al cual Dios quiera llevarnos.

Con nuestra bendición, en Cristo y María:

Monjes del Monasterio de la Sagrada Familia,

Séforis, Tierra Santa.

 

Devoción a Nuestra Señora

San Alberto Hurtado

Es un elemento esencial en la vida cristiana. En los Ejercicios aparece continuamente: En todos los grandes coloquios: Infierno, Reino, Banderas, 3 grados de humildad; en las meditaciones de la Encarnación y del Nacimiento, en 2ª y 3ª semanas; en la oblación del Reino; mis votos religiosos en presencia de María.

El alma cristiana está llena de esta devoción. Los cruzados al caer: “Madre de Dios, ten misericordia de mí”, y los sarracenos los remataban: “Perro pagano, Dios no tiene Madre”. En países de misión, el Islam que avanza, se ve detenido por María. Esas religiosas indígenas, todas con títulos de María, Capillas, Rosario, Escapulario, Templos, Peregrinaciones, Grutas.

1. En qué se funda la devoción a María

Es una lástima que prediquen esta devoción poética: Palma de Cades, Rosa de Jericó, ponderando únicamente su hermosura. El verdadero fundamento no lo descubre el hombre raciocinando (pues no acepta la idea de privilegio), sino orando bajo la inspiración del Espíritu Santo. En nuestra oración hallamos tan natural el privilegio de María antes de todo mérito suyo. Se ve en la celebración del 8 de diciembre. El pueblo que ora lo intuye. En Lovaina en el 50º aniversario de la Inmaculada Concepción, había iluminación hasta de las casas más modestas. Un niño es interrogado: En la Fiesta de Nuestra Señora, ¿tú le tienes envidia? -Nadie tiene envidia de la Madre.

2. La gracia de María funcional:

La gracia de María es gracia funcional. Toda gracia es funcional, en provecho de todos los demás, justos y pecadores. No se trata de honores sino de funciones. La función de María es ser Madre de Dios, y su gracia es para nosotros lo que funda nuestra esperanza, ya que la preferida de Dios es mi Madre, ¡qué bien lo entendieron los cristianos de la Edad media, en esos himnos maravillosos!

Todo tu honor, lo alcanzaste para nosotros.

Tú tienes que sernos la puerta de la vida,

como Eva lo fue de la muerte.

La gracia funcional de María persiste: Cuando Dios ha elegido una persona para una función no cambia de parecer. San José, patrono de la Sagrada Familia; la Sagrada Familia creció y es la Iglesia, luego José, patrono de la Iglesia. María al cuidado doméstico de la Sagrada Familia… Ésta crece al cuidado doméstico de la Iglesia: “Así como cuando vivía Jesús iba usted, oh Madre, con el cántaro sobre la cabeza a sacar agua de la fuente, venga ahora a tomar agua de la gracia y tráigala, por favor, para nosotros que tanto la necesitamos”.

3. Modelo de cooperación

María como Madre no quiere condecoraciones ni honras, sino prestar servicios. Y Jesús no va a desoír sus súplicas, Él, que mandó obedecer padre y madre. Su primer inmenso servicio fue el “Hágase”… y el “He aquí la Esclava del Señor” (Lc 1,38). Todos los teólogos de acuerdo en admitir que no habríamos tenido Encarnación si María se hubiese resistido (¡cuántas encarnaciones de Dios en el alma de sus fieles fallan por nuestra culpa!). Dios hizo depender su obra del “Sí” de María. Sin hacer bulla prestó y sigue prestando servicios: esto llena el alma de una santa alegría y hace que los hijos que adoran al Hijo, no puedan separarlo de la Madre. Varonil, fuerte y tierna, esta devoción afirmémosla. ¡Será la defensa de nuestros mejores valores!